viernes, marzo 13, 2015

¿Feriado o turismo?

Las fiestas o feriados tienen un origen religioso. Son un rasgo común a todas las culturas a través de los tiempos y en cualquier geografía.
Según Mircea Eliade las fiestas tiene un origen religioso y cumple un rol esencial en el desarrollo de los pueblos y las personalidades, pues constituyen los momentos en los que un pueblo recupera su curso y fortaleza iniciales para poder afrontar adecuadamente la realidad de todos los días. En la visión de Eliade, la rutina diaria produce desgaste y lleva a los hombres a perder de vista los objetivos fundacionales. La fiesta busca recuperar el cauce, poner nuevamente en contacto a las personas con esos objetivos fundacionales para recuperar la fuerza y el impulso inicial, corregir el camino y seguir avanzando.
Las naciones contemporáneas incorporaron el concepto religioso de la fiesta y lo secularizaron en las fiestas nacionales. En ellas se supone que el pueblo se detiene de su tarea diaria, rutinaria y desgastante para reencontrarse con los valores fundacionales de la Nación, reflexionar y volver a poner la mirada en el objetivo común.
De esta manera, el feriado del Día de la Independencia no es en sí mismo un día de descanso, sino un día necesario para que un pueblo recupere sus valores fundacionales, reflexione sobre los mismos, corrija las desviaciones y se proyecte hacia el futuro.
No es un tiempo destinado a "no hacer nada". Todo lo contrario, es el tiempo reservado para lo más importante: recuperar la frescura primigenia de la Patria y fortalecer los objetivos fundacionales. Por eso, celebrar el aniversario de la Declaración de la Independencia, por ejemplo, no es recordar hechos anecdóticos o datos estadísticos, vestir la escarapela y cantar el Himno; menos aún es tener tiempo para descansar o hacer turismo. Celebrar el aniversario de la Declaración de la Independencia de una Nación tiene como propósito ponerse de nuevo en contacto con los ideales fundacionales de la Patria para revisar lo hecho, corregir el rumbo y retomar la búsqueda de los objetivos comunes.
Desafortunadamente en muchos de nuestros países el turismo ha devorado los feriados.
Los ciudadanos ya no utilizan los feriados para la recuperación de los valores patrios, sino para descansar, relajarse, hacer turismo. Así aparecen los "feriados puente" que no hacen más que extender ese concepto de turismo desde un día inicialmente festivo a otro adyacente para prolongar la supuesta fiesta.
Paralelamente, las autoridades ya no realzan el significado de los feriados incentivando a la reflexión y reflexionando ellos mismos sobre el rumbo de la Patria; sino que se diluyen en el auge turístico y se abocan a acompañar ese clima de relajación.
El resultado es lo que preocupa: poco a poco las personas van perdiendo los marcos de referencia. Las generaciones jóvenes no sólo no saben por qué un día es feriado; lo peor es que desconocen los valores e ideales que se representaban en ese día. Los mayores, se sienten perdidos y aislados, porque cada vez menos comparten con el resto de la sociedad, valores, objetivos y recuerdos. Los inmigrantes no llegan a integrarse en la sociedad, porque esa sociedad no les propone su propia historia, sus propios valores y objetivos para que los adopten en la tierra que los recibió.
Nos alegramos por el auge del turismo, por el movimiento económico que eso provoca, pero no vemos cómo nos vamos disgregando. 
De alguna manera estamos vendiendo la Patria a cambio del incremento de la actividad de un sector.

Permítaseme un ejemplo.
En Argentina nos acercamos a dos fechas significativas en el calendario de fines del siglo XX: el 24 de marzo, que recuerda el aniversario del último golpe militar; el 2 de abril, que recuerda la gesta de Malvinas.
Si aprovecháramos el feriado para recuperar nuestra historia y aprender de ella, nuestras generaciones jóvenes podrían aprender algo que desafortunadamente muchos ignoran: los matices.
Aunque son sucesos próximos en el tiempo, ya son pocos los que recuerdan (entre los menores de 30 años), que en Argentina existió el servicio militar obligatorio. En esos años, todos los varones al cumplir primero veintiuno y luego dieciocho años, estábamos obligados a prestar servicio en una de las tres fuerzas armadas. No era una vocación, sino un servicio a la Nación (más allá de las valoraciones que pudiéramos hacer de ese servicio).
Esos soldados conscriptos, no voluntarios, no vocacionales, son los que se ven con simpatía como grandes actores en el conflicto de Malvinas en el que debieron apostar su vida sin que mediara ninguna opción de su parte. Y lo hicieron, y lo hicieron con valor, y de este modo ganaron el título de Héroes de Malvinas junto a muchos oficiales y suboficiales que sí habían elegido esa tarea como su vocación.
Muchos son también los que ya no recuerdan que ese servicio militar obligatorio se eliminó como resultado de un suceso muy triste que fue la muerte de un conscripto, el soldado Carrasco. Una causa que conmocionó a la Argentina en ese momento y que nos obligó a enfrentar algo que ya todos sabíamos pero no queríamos afrontar: el abuso al que eran sometidos los soldados conscriptos durante su servicio militar obligatorio. Esos mismos soldados que también fueron a Malvinas.
Tampoco se recuerda que durante la década de los setenta en Argentina, sea con gobiernos constitucionales o de facto, muchos de esos conscriptos murieron a manos de la guerrilla. Soldados de igual categoría y estrato social que los que fueron a Malvinas. En un caso se acepta su muerte como un hecho inevitable (y desafortunadamente nadie los recuerda ni los reconoce), en el otro se los exalta como héroes. En ambos casos, derramaron su sangre a manos de otros.
Los matices existen en todo, porque somos humanos. Existen en las clases sociales, en los oficios, en las profesiones, en la historia, en la propia vida de cada uno de nosotros. Cada uno de nosotros es por momentos héroe y por momentos villano, por momentos generoso y por momentos egoísta. Pero son los momentos de heroísmo y de generosidad los que construyen la Patria y los que rescatamos.
Quizás, si aprovecháramos los feriados para recuperar nuestros valores fundacionales y reflexionar, en lugar de dedicarlos exclusivamente a descansar; si en lugar de días sin clase fueran días en los que se concurriera a la escuela para destacar los valores de cada fecha; si nuestra dirigencia los aprovechara para exaltar a quienes construyeron y construyen la Patria y no para contar los turistas que pasan por los peajes de la autopista; quizás, el futuro de nuestra Patria pudiera ser mucho mejor.

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viernes, enero 02, 2015

¿Se extinguen los buitres?

No, no estoy escribiendo sobre zoología.
Es que en mi país, Argentina, se le ha dado el mote de "buitres" a un tipo particular de acreedores.
Sucede que luego de una larga historia de endeudamiento del Estado Nacional y múltiples crisis económicas de mayor o menor envergadura, a comienzos de este siglo y en medio de una grave crisis económica y social nuestros gobernantes tomaron la decisión de anunciar que no seguirían pagando a nuestros acreedores "externos" lo que nos llevó a entrar en cesación de pagos y a un status particular que recibió el nombre de "default".
Si bien los gobernantes circunstanciales rápidamente renunciaron sin poder solucionar la crisis, el Estado Nacional debió prepararse para las consecuencias de esta situación particularmente compleja que se ha prolongado a lo largo de los años. De hecho al día de hoy no se ha terminado de cerrar completamente ese capítulo de nuestra historia económica a pesar de 2 procesos de renegociación de la llamada "deuda externa". La demostración más acabada de que la dirigencia política está consciente de esta situación es que, más allá de los discursos, anualmente al aprobar el Presupuesto Nacional se renuevan los así llamados "súper poderes" que facultan al Poder Ejecutivo a seguir gestionando la crisis utilizando atribuciones no previstas en la Constitución Nacional. Pareciera que más de 10 años de emergencia económica no han alcanzado para encarrilar una solución a una crisis generada a comienzos de siglo; y por ahora no se ve un final claro para este proceso.
Pero bien, ¿dónde entran los buitres?
Ocurre que después de 2 procesos de negociación se logró acordar con un porcentaje importante de los acreedores (92,4%) una quita significativa de la deuda para comenzar un proceso de cancelación progresiva de la deuda remanente. Pero como se puede notar a simple vista, un 7,6% de esos acreedores no aceptaron las nuevas condiciones y exigieron que se respetaran las condiciones iniciales en las que se había contraído esa deuda. Este grupo de acreedores, que técnicamente recibe el nombre de holdouts son lo que se conocen en Argentina como "buitres".
La relación con este grupo de tenedores de bonos (algunos de ellos, fondos de inversión) ha sido muy tormentosa a lo largo de los años. Terminado el último intento de negociación de la deuda iniciaron una demanda judicial en los tribunales de Nueva York (jurisdicción elegida para la emisión de los bonos en disputa) la cual, con muchas alternativas y apelaciones, llegó a su punto culminante durante el año 2014 cuando finalmente quedó firme el fallo que obliga a la Argentina a cumplir con su compromiso y pagar la totalidad de lo adeudado.
Desde ese momento se desató una intensa batalla verbal y comunicacional contra estos holdouts ahora devenidos en "buitres". ¿Por qué "buitres"? Pues porque exigen se cumplan las condiciones acordadas, las que se consideran ahora como abusivas y que otorgan una ganancia exorbitante a los tenedores de estos bonos.
A partir de este punto se ha comenzado un intenso intercambio de opiniones y negociaciones internacionales que tienen por objeto limitar la acción de estos "fondos de inversión" que aprovechan la situación financiera comprometida de los Estados para realizar negocios abusivos. Negociaciones que han conducido a numerosos pronunciaciones y declaraciones de Estados Nacionales y Organizaciones Internacionales en este sentido. Muchos discursos que crean para algunos la sensación de que se termina este tipo de negocios y especulaciones, protegiendo a los Estados Nacionales de buitres carroñeros que se aprovechan de la necesidad para realizar negocios. Crean la sensación de que los buitres se extinguen. De ahí mi pregunta... ¿están realmente los buitres en camino a la extinción?

No soy economista y estoy lejos de serlo, por lo que no puedo reflexionar sobre este tema desde la perspectiva económica; pero como interesado en la historia, creo que por ahora la respuesta es que no, que los buitres no se extinguen.
¿Por qué no? ¿Acaso no hay un clima internacional que tiende a afirmar que no se puede llevar a un Estado a la bancarrota por la deuda sostenida con privados?
Desde la teoría pareciera posible, pero desde la práctica creo que no. No porque no fuera posible suprimir la existencia de prestamistas que embarguen a los Estados; sino porque no creo posible que los Estados contemporáneos se sostengan en los hechos sin contraer deuda con esos prestamistas.
Lo muestra la historia. La banca contemporánea tiene una de sus raíces en los empréstitos primero a las monarquías y luego a los Estados Nacionales.
Hay muchos antecedentes, muchísimos se pueden enumerar, pero basten algunos: los empréstitos contraídos por los entonces Reyes Católicos para financiar la unificación de España; más tarde Carlos V que es financiado por los banqueros alemanes Függer y Welser (que son considerados junto a los Médici los precursores del capitalismo contemporáneo); el desarrollo de la banca holandesa en el siglo XVIII de la mano de empréstitos a diversas potencias europeas. Localmente basta con recordar que apenas nacida la República Argentina, en 1824, se subscribe el empréstito con la Baring Brothers.
Lo muestra también la matemática. Mientras los Estados Nacionales gasten más que lo que recaudan generarán déficit; para cubrir ese déficit necesitarán obtener recursos (créditos); recursos que deberán ser provistos por otros Estados, organizaciones, o privados (¿buitres?). 
Es decir, los Estados Nacionales contemporáneos, deficitarios en su economía, necesitan contraer deuda. Y cuando se contrae deuda en medio de la necesidad, las condiciones de la misma las pone el acreedor, no el deudor.
Mientras haya déficit habrá deuda, porque es la única forma de cubrir ese déficit.

Consecuencia. Mientras el Estado sea deficitario está en un camino de endeudamiento progresivo que lo pone en manos de sus acreedores. Por lo tanto los buitres no se extinguen porque hay quien los alimente. Podrán cambiar de nombre y de cara, pero siguen estando presentes porque se los requiere. El concepto es siempre el mismo.
Más allá de discursos y declaraciones, de enunciación de intenciones y principios, mientras sigamos manteniendo esquemas de gastos que superan nuestras posibilidades de producción, seguiremos en un camino de endeudamiento y pobreza.

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lunes, noviembre 17, 2014

Pensemos en serio...

La semana pasada fue noticia en todo el planeta un logro histórico para el desarrollo de las ciencias: un consorcio de países integrado básicamente por Estados Unidos y la Unión Europea logró hacer descender sobre la superficie del núcleo de un cometa un laboratorio que operó durante 3 días recogiendo datos y enviándolos hacia la Tierra.
Si bien suena ya bastante extraño hablar de descender en la superficie de un cometa que se está desplazando a lo largo y ancho del Sistema Solar, mucho más imponente (al menos a mi parecer) son las características generales de la misión:
  • El vuelo del satélite duró 10 años, eso requirió superar el desafío de calcular con precisión matemática el movimiento de los planetas, del propio cometa y del satélite por el término de 10 años.
  • Durante su vuelo el satélite estuvo apagado (hibernado es el término preciso) durante 3 años, logrando al cabo de los mismos poner nuevamente el satélite en operación y restablecer las comunicaciones de modo remoto.
  • Antes del descenso el satélite estuvo un par de meses en órbita alrededor del núcleo del cometa observándolo para determinar el mejor punto para el descenso.
  • Se realizó por primera vez un procedimiento de descenso de este tipo sobre el núcleo de un cometa logrando, después de 2 intentos fallidos, fijar la sonda sobre una superficie que era completamente desconocida cuando se realizó toda la planificación (se ignoraba su consistencia, material, etc.).
Es claramente un logro imponente, pero un logro que tiene otra característica muy importante que creo debemos rescatar: no es el logro de un individuo, tampoco de una empresa ni de un país. Se trata del resultado del esfuerzo colaborativo de una amplia comunidad de científicos de diferentes disciplinas y nacionalidades.
Como son los verdaderos logros científicos de este siglo XXI: no tiene autores claros, ni nacionalidad. Es el fruto del trabajo colaborativo de hombres que quizás nunca se han visto personalmente pero que trabajan desde su disciplina y su lugar de residencia con un objetivo común.

Hace poco más de un mes, la Argentina tuvo su propio logro en materia aero-espacial: la puesta en órbita del satélite ARSAT-1. Este logro tuvo también características propias: es fruto de haber retomado el desarrollo de tecnología aero-espacial localmente, con científicos locales en instalaciones locales.
Su puesta en funcionamiento tuvo algunos desaciertos en materia de relaciones públicas. Se anunció como el primer satélite de comunicaciones argentino, cuando en realidad Argentina ya ha puesto en órbita varios satélites de comunicaciones en operaciones antes; y se lo presentó como 100% producción local cuando es una afirmación tan general que se hace difícil de sostener. Pero esto, que fue comidilla de oficialistas y opositores, de defensores y detractores es lo que menos me preocupa. Podemos discutir eternamente qué quiere decir 100% argentino y quizás no lleguemos a un acuerdo.
Lo que me preocupó en ese momento, es que algunos científicos crean que pueden considerar que un logro científico o técnico de este tipo es 100% de autoría exclusiva de una persona o grupo de personas o país, y que sostengan esa idea.

Todos los que en alguna medida hemos estado vinculados al trabajo científico sabemos que hoy más que nunca en la historia de la humanidad el desarrollo científico real es fruto del trabajo colaborativo. Cuando hoy un científico se encierra en su laboratorio a estudiar y analizar un tema, por más solo que se encuentre sabe (o debiera saber) que se está parando sobre los hombros de miles de científicos que lo han precedido a lo largo de los años, y que está trabajando hombro con hombro con miles de coetáneos que estudian ese mismo problema y que cada día publican cientos de reportes para intercambiar información y enriquecerse recíprocamente.
Y la demostración más grosera de esto es que para poner el satélite en órbita se utilizó un cohete Ariane 5 de fabricación europea, desde una plataforma de lanzamiento emplazada en la Guayana Francesa.

Pero no es esto lo que motiva mi reflexión actual. Es otro elemento.
En torno al lanzamiento del ARSAT-1 se estableció un largo e intenso debate centrado en el desarrollo nacional y el avance científico, etc. A pesar de haber leído mucho, en diferentes medios, respecto del descenso de la sonda en el núcleo del cometa, poco he visto comentado respecto a la participación argentina en el emprendimiento. Y lo ha habido.
El representante de la NASA en el centro de control europeo que dirigió el descenso y operación de la sonda en Alemania, fue un argentino. En Marlargüe (provincia de Mendoza) se encuentra uno de los 3 centros de comunicaciones que mantuvieron el control de la misión (uno en Argentina, otro en Alemania y otro en Australia). Este centro de comunicaciones cuenta con personal científico argentino, dirigido también por un argentino.
¿Cómo es posible que nos pasemos días debatiendo en torno al lanzamiento de un satélite que más allá del logro nacional no agrega mucho al desarrollo científico, y no dediquemos tiempo y atención a la participación argentina en un hecho tan trascendente para el desarrollo de la ciencia en nuestros días?
Descarto que el motivo sea político. El centro de comunicaciones de Malargüe fue desarrollado a partir de un convenio del Gobierno Nacional con la Agencia Espacial Europea (ESA).
No se me ocurre otro motivo más que nuestra propia ceguera, ignorancia e incapacidad. Científicos argentinos trabajan colaborando con las más importantes agencias internacionales y con los mejores investigadores del mundo en materia aero-espacial; pero nosotros nos enorgullecemos de haber puesto en órbita un satelite. No entiendo porqué tanta atención para una cosa y tan poca para la otra.
¿Será porque el satélite es "100% argentino" y la misión al núcleo del cometa es resultado de la colaboración internacional? Me dolería mucho que fuera así.
No podemos aislarnos. El crecimiento y el desarrollo en el siglo XXI se dan de la mano de la colaboración y el trabajo conjunto; no del aislamiento y la competencia.
Podemos estar orgullosos del ARSAT-1, pero mucho más orgullosos (creo) debemos estar de que un grupo de científicos argentinos ha sido parte de un hecho que quedará en la historia de la humanidad.

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domingo, diciembre 29, 2013

¿Qué entendemos por inclusión social?

Los problemas de suministro eléctrico que estamos sufriendo en este cierre del año 2013 han traído adicionalmente alguna discusión sobre el avance de las políticas inclusivas desarrolladas en los últimos años.
Como un ejemplo de esas políticas hay quienes exhiben estadísticas que indican que en los últimos meses se vendieron 850.000 aparatos de aire acondicionado, que se incrementó la venta de electrodomésticos en general, etc.
En estas circunstancias se me ocurre pensar, ¿qué entendemos por inclusión social? ¿cómo ponderamos, cuáles son los índices que indican inclusión social?
Siguiendo el razonamiento anterior se suele intentar demostrar los procesos de inclusión utilizando cifras, y generalmente cifras referidas al consumo: el incremento en la venta de electrodomésticos, el aumento en la cantidad de vehículos vendidos, la cantidad de personas que viajan a lugares turísticos en sus vacaciones, etc. Mi problema con esto es que no creo que el consumo sea un signo de inclusión social.
Sin dudas que en sociedades capitalistas cuya economía se basa en una lógica de consumo, sus ideólogos pueden considerar los índices de consumo como índices de inclusión social. Si crece el consumo de bienes y servicios esto indica que hay mayor cantidad de población en condiciones de consumir, por lo tanto, es mayor la población que está incluida en el circuito de una economía de producción y consumo.
Inclusión significa así, para algunos, crecimiento del mercado.

Pero creo que el mismo término "inclusión social" debiera hacer referencia a mucho más que esta visión completamente economicista y reductiva de la sociedad. No quiero decir que la capacidad de consumo no pueda ser parte de la mentada inclusión social, pero si lo es, es solo eso, una parte, y a mi juicio la menos importante.
Desde mi perspectiva, la inclusión social comienza por el acceso igualitario a los mejores estándares de educación. Sin educación no hay desarrollo personal, sin desarrollo personal no hay promoción de las personas, y si el propósito último no es colaborar a la promoción y desarrollo personal de cada uno de los ciudadanos, ¿para qué queremos entonces inclusión social?
Además, la educación es la herramienta primaria de los ciudadanos para la defensa de sus derechos y el ejercicio de sus obligaciones.
Comienza por la educación, sin dudas, y sigue por la universalización de otros derechos básicos: acceso igualitario a servicios de salud de alta calidad y última generación; acceso irrestricto a servicios básicos tales como el agua potable, cloacas, electricidad y seguridad; acceso a un trabajo digno que permita ganar el sustento con el propio esfuerzo; posibilidad de acceder a una vivienda digna propia.
Creo que es difícil hablar de inclusión social mientras haya una brecha de calidad entre la educación de gestión pública y la de gestión privada, y mientras porciones importantes de la población en edad escolar no logra terminar la educación media. Por esto es que creo que las políticas de inclusión debieran comenzar por el fortalecimiento y jerarquización de los sistemas públicos de educación y salud a cargo del Estado.
A mi modo de ver, una política de inclusión social debiera tener como objetivo primario que hasta el último ciudadano acceda al sistema de servicios públicos de agua potable, cloacas y electricidad. Debiera asegurar que hasta el más humilde de los ciudadanos viva en un contexto social estable y seguro sin diferencias con los sectores más desarrollados económicamente. Debiera generar las condiciones necesarias para que toda la población económicamente activa tenga la posibilidad de un trabajo digno que le permita desarrollarse económicamente , y con su propio esfuerzo poder aspirar a tener una vivienda igualmente digna (la asistencia del Estado a través de planes sociales y seguros de desempleo es importante como paliativo para situaciones extremas, pero asistencia del Estado no es inclusión social).
Como consecuencia de esto crecerá la capacidad de consumo de los ciudadanos y lo que podríamos llamar su inclusión en el circuito económico de producción y consumo.
Pero el consumo en sí mismo no es un ecualizador social, no asegura igualdad, no garantiza desarrollo y promoción personales. Por el contrario, las sociedades basadas en un planteo consumista tienden a la generar expectativas insatisfechas que engendran violencia, inseguridad y frustración.

Sin dudas que la inclusión social es un objetivo impostergable. Pero no el crecimiento del consumo o la expansión del mercado, sino la posibilidad de acceso igualitario a educación de calidad, salud del mejor nivel, servicios públicos básicos y posibilidades de desarrollo económico basadas en el propio trabajo y esfuerzo.

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domingo, octubre 20, 2013

En la era del acceso

A los humanos nos gusta clasificar para simplificar. 
Clasificamos plantas, clasificamos animales, clasificamos personalidades, y también la historia. Todos hemos aprendido que la historia de la humanidad se divide primero en "edades". Al inicio según los recursos instrumentales (la edad de piedra, la edad de bronce) y luego por la evolución de la cultura (edad antigua, edad media, etc.). Sin embargo no logramos ponernos de acuerdo en el estado actual de la humanidad. Algunos dicen que ya estamos en la post-modernidad, otros que no. Se ha convertido en un debate filosófico de intelectuales que parece alejado de la realidad de los simples mortales.
Creo que esto es porque hemos elegido una clasificación de la historia basada solamente en hechos que son relevantes para la cultura occidental: la caída de Bizancio, el descubrimiento de América, la Revolución Francesa. Hitos históricos sin dudas, pero que no han constituido un único eje de cambio de la humanidad.
Es por eso que creo más interesante una división que nos permite comprender los cambios y la evolución de toda la humanidad, incluyendo nuestra propia situación contemporánea. En esa división hay 3 simples ejes que no son episodios históricos puntuales: la introducción de la escritura, la introducción de la imprenta, la introducción de Internet.

Desde nuestra realidad de todos los días muchas veces no llegamos a comprender la importancia de la introducción de la escritura. Sin escritura no hay historia sino leyendas, no hay información sino sólo opinión, no hay acceso a las verdaderas fuentes del pensamiento sino solamente a las versiones orales que se hayan mantenido de ella. 
Hasta la introducción de la escritura no tenemos verdadero relato histórico, sino solo tradición oral. Es decir el relato de boca en boca de los acontecimientos significativos ocurridos hace años, el origen de lo que llamamos "leyendas". No son verdad ni mentira. Son historia interpretada según las categoría de quienes transmiten el relato. Un pueblo sin historia construye su futuro en base a leyendas y versiones, un cimiento poco firme para la aventura del ser humano. La escritura ha permitido que lleguen hasta nosotros legados culturales que de otra forma muy posiblemente se hubieran perdido: la Biblia, el Bhagavad Gita, el Popol Vuh, la Epopeya de Gilgamesh. Todos de origen oral, pero preservados por la escritura.
La escritura permite que nos enriquezcamos con la sabiduría de quienes nos precedieron, independientemente de la distancia en el tiempo y sin estar sometidos a versiones o interpretaciones. Paralelamente, la escritura dio origen a un mayor refinamiento de la lengua y a la aparición de una nueva forma de arte: la literatura.
Con la introducción de la escritura aparecieron también nuevos roles en la sociedad: el de los escribas y los lectores. Los que prestaban a los simples mortales el servicio de acceder a la escritura cuando no tenían las habilidades necesarias para hacerlo por sí mismos. Pero en principio leer y escribir no era un sinónimo de poder ya que era limitada la información que estaba por escrito.

La introducción de la imprenta vino a cambiar eso. La imprenta hizo posible que las copias de las obras escritas se multiplicaran por miles y en algunos casos millones. Al multiplicarse el texto escrito, se hizo más accesible, más popular, y entonces poco a poco las masas de la sociedad fueron adquiriendo la posibilidad de acceder de modo directo a las fuentes del pensamiento.
A partir de la introducción de la imprenta ya no sólo se rompían los límites del tiempo para preservar el pensamiento, sino también los límites de la geografía. Los criollos en América podían leer a los librepensadores europeos sin necesidad de viajar y conocerlos en persona. Aparecieron los libros impresos, los pasquines, periódicos, revistas, etc. En la medida en que el texto impreso estaba disponible se hizo cada vez más importante saber leer y escribir.
Con esto también cambiaron las relaciones de poder y económicas en la sociedad. Aparecieron nuevos negocios: las editoriales, los libreros y los sistemas de distribución. También cambió el balance político, leer y escribir posibilitaba acceder de modo directo a las fuentes del pensamiento y a la documentación, con lo que ya dejó de ser un oficio para convertirse en una capacidad básica para quienes participaban en la toma de decisiones. La alfabetización es desde ese momento una necesidad elemental en la educación, y básica para la formación de un ciudadano que además comienza a tener capacidad de decisión creciente en el orden social.
Leer y escribir es desde entonces una capacidad básica para el ejercicio del poder.

Hace ya 50 años, a nivel global comenzó a gestarse un fenómeno nuevo: Internet. Una red global que conecta a todo el planeta, la autopista de la información como la han llamado algunos. 
Un fenómeno único en la historia de la humanidad: la infraestructura de comunicaciones de uso público más grande y más costosa de la historia de la humanidad. Una infraestructura que nos permite hoy realizar una reunión en tiempo real (con imagen, sonido y compartiendo documentación) entre personas físicamente ubicadas en lugares tan distantes como Buenos Aires, Londres, Beijing, Tokio y la Estación Espacial Orbital. Que posibilita acceder a la información que genera un robot (el Curiosity) que está explorando la información de Marte desde hace 14 meses, a miles de millones de personas en cualquier lugar del globo.
No estoy refiriendo una obra de ciencia ficción de Isaac Asimov o de Ray Bradbury. Esto es una realidad diaria. 
Esto cambia muchas cosas en nuestra vida de todos los días. Ahora no estamos limitados a que un periódico local nos relate lo que piensan en Uruguay de Argentina, simplemente puedo leer en línea los diarios uruguayos y los comentarios de sus lectores. Para conocer la geografía del planeta ya no dependo de un manual de geografía con mapas más o menos precisos y algunas fotos; puedo acceder a cartografía precisa, en 3D, con imágenes satelitales y fotografías tomadas por millones de pesonas en el planeta, y puedo recorrer las calles de una ciudad asiática desde la pantalla de un dispositivo de comunicaciones inalámbrico (tablet) en cualquier lugar que me encuentre. Puedo visitar y leer obras en las principales bibliotecas del mundo, recorrer los más grandes museos; todo al alcance de mi mano con la única condición de acceder a recursos de tecnología mínimos y nada extraordinarios.
Esto es lo que está cambiando nuestra economía y nuestra política.
Por este motivo es que alrededor del mundo millones de personas reclaman el "acceso" (así llaman a la posibilidad de acceder a Internet) como un derecho básico; es por lo que millones también luchan por la libertad de acceso a la información. Es lo que está cambiando las relaciones de poder y la economía. Hay nuevos negocios, hay nuevas formas de generar conocimientos, hay nuevas maneras de participar. Pero tenemos que tener acceso.
Así como a fines del siglo diecinueve el analfabetismo era el límite para el desarrollo de las repúblicas y la implantación de las democracias del siglo veinte; el acceso será posiblemente el límite a vencer por nuestras sociedades en el desarrollo de este siglo veintiuno.
Un límite complejo en una sociedad en la que aún hoy muchos basan su toma de decisiones más en la superstición y la opinión que en los hechos y la verdad; en la que la superación definitiva del analfabetismo es aún una meta y la lectura comprensiva un desafío.
Desde esta perspectiva sí tenemos un desafío a plantearnos: ¿Somos una cultura de transmisión oral o escrita? ¿Qué hacemos para erradicar el analfabetismo y facilitar la adquisición de hábitos de lectura comprensiva? ¿Cuáles son nuestros objetivos en materia de comunicaciones y nuestras políticas de acceso?
Si prestamos atención, estos son los parámetros que están utilizando muchas naciones para evaluar su grado de desarrollo. Muchas naciones, incluyendo nuestros vecinos de Latinoamérica.

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domingo, septiembre 08, 2013

Golpistas

Desde hace tiempo en Argentina se viene hablando del "golpismo" y de "golpes institucionales" o semejantes.
La verdad es que en Argentina, como en muchos otros países de la Región, durante el siglo 20 se forjó una larga y dolorosa trayectoria de rupturas del orden institucional a las que denominamos "golpes". En términos estrictos, se dio la denominación de golpe a la alteración o ruptura del orden institucional de la Nación, sea a manos de militares como de civiles.
Los estados modernos asientan su orden institucional en un acuerdo nacional que recibe el nombre de "Constitución". La Constitución es la ley fundamental de la Nación en la que se establecen los acuerdos básicos para el gobierno del Estado, y la convivencia y participación de los ciudadanos. En el caso de Argentina, contamos con una Constitución Nacional aprobada en el año 1853 y luego reformada en 1994. Esta es la ley fundamental que rige el funcionamiento del Estado y demás instituciones.
Los así llamados "golpes" son movimientos que buscan alcanzar el ejercicio del poder rompiendo el orden constitucional y alterando el normal funcionamiento de las instituciones del Estado. No importa el motivo, mecanismo o consenso que alcance dicho movimiento; si opera al margen del orden constitucional se trata de un "golpe" y sus adherentes reciben el mote de "golpistas".
Pero cuidado. Si aceptamos estas premisas no cualquier discenso, disconformidad, protesta, oposición o acto de rebeldía es un golpe. El discenso, la disconformidad y la oposición también pueden darse dentro del ámbito de las instituciones. De hecho las instituciones de la República prevén mecanismos extraordinarios para la remoción de sus autoridades; apelar a esos mecanismos de modo lícito no puede ser considerado como un "golpe" ya que se encuentra dentro de lo previsto en la Constitución. Es más, estos mecanismos tienen un propósito muy importante: recordar que el ejercicio de la autoridad es un poder delegado, que tiene reglas y alcances limitados en su ejercicios, y que en ningún caso es una delegación sin condiciones.
Si olvidamos que en un Estado moderno el ejercicio del poder no es absoluto, sino que se da en el contexto de un orden institucional previamente acordado, nuestro concepto de "golpista" se vería enfrentado situaciones históricas difíciles de responder. 
¿Nuestro Cabildo de Mayo de 1810 fue un acto golpista? Yo creo que no, que fue un acto legítimo de soberanía del pueblo. Pero si lo miramos con las anteojeras de los tiempos que corren, con este nuevo concepto de "golpe", habría que considerarlo como un golpe institucional contra la autoridad del Virrey, el cual fue destituido por el Cabildo. De este modo convertiríamos a nuestros próceres de Mayo en golpistas conjurados, y con ellos a Saavedra, San Martín y Belgrano en los jefes militares del movimiento golpista. 
Creo que ningún argentino equipararía el Cabildo Abierto del 2 de Mayo al derrocamiento de Irigoyen, la Revolución Libertadora o el Proceso de Reorganización Nacional.
Ahora que, si consideramos que el ejercicio del poder es un derecho absoluto, y confundimos a la persona que lo ejerce con la institución, entonces sí cabría hablar de golpistas; aunque en recto castellano deberían recibir el nombre de "conjurados", como en la época de las monarquías absolutas.
Por todo esto, creo que la única óptica desde la cual se puede hablar de golpe es desde la de la ruptura de la institucionalidad. No importa la ideología o simpatía que pueda despertarnos un movimiento u otro. No sólo hay golpistas de derecha, los hay de todos los signos políticos. No son golpistas unos y simpáticos rebeldes los otros. 
Cuando de altera el normal funcionamiento de las instituciones violando el orden constitucional, estamos ante un golpe o un intento de tal; pero si a lo que asistimos es al discenso, al intercambio de diferentes ópticas, incluso a la búsqueda del ejercicio del poder (qué otra cosa si no es postularse como candidato en elecciones), dentro del marco establecido por la Constitución Nacional, entonces se trata simplemente del ejercicio de la libertad republicana en el marco de las instituciones.
Debemos cuidar nuestro vocabulario, y mucho más debiera hacerlo nuestra clase política. Tildar livianamente de "golpe" a cualquier tendencia circunstancial, no hace más que vanalizar la lucha de quienes durante años, muchas veces desde el silencio público y a riesgo de sus propias vidas, trabajaron para que hoy, después de 30 años de ejercicio institucional, podamos discutir estos temas.

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domingo, septiembre 01, 2013

¿Qué es una secta?

En una publicación reciente en su blog "Factor 302.4" Alejandro Agostinelli dice: "llamar secta destructiva a una religión minoritaria sólo porque no te gusta lo que sus devotos creen es injusto, peyorativo y discriminatorio".
Esta afirmación (que subscribo) refleja uno de los dilemas que enfrenta nuestra sociedad cuando busca simplificar para poder descansar, sin tomarse el trabajo de analizar para comprender. Hay un reclamo permanente que puede expresarse en una frase simple, una pregunta "¿es o no es una secta?"
Todos esperamos una respuesta simple para preguntas simples, pero la verdad es que en este caso, si la respuesta es simple, posiblemente tenga mucho de mentira. Detrás del término "secta" se suele esconder un conjunto de conceptos, afirmaciones y valoraciones en las que seguramente no todos estamos de acuerdo. Es decir, cada uno le da el significado que mejor le pinta. Para el antropólogo es el reflejo del devenir histórico de un grupo humano que tiende a dividirse; para el religioso es la palabra que define a un grupo heterodoxo que se separa de la fe pura tal como él la entiende; para el discurso social, se trata de un grupo en el que se desarrollan personalidades manipuladoras unidas a conductas de dependencia que oculta aberraciones y horrores de todo tipo.
Una respuesta quizás no tan simple, pero que anhelo que resulte clara, debe comenzar por hacer varias aclaraciones.
La primera es que lo que generalmente llamamos "secta" o "comportamiento sectario" no es un fenómeno exclusivamente religioso, sino propio del comportamiento humano. Lo encontramos tanto en las expresiones religiosas como deportivas, culturales, políticas, etc.
La segunda, es que el comportamiento sectario está definido esencialmente por eso: por un comportamiento, un conjunto de conductas, actitudes y razonamientos, no por una creencia. Es falso distinguir religión, iglesia y secta; la verdadera distinción debiera ser religión, iglesia y movimiento religioso, ninguno de ellos constituye en sí una secta; un movimiento sectario puede engendrarse y permanecer tanto en el seno de una iglesia, como separarse de ella.
¿Qué es entonces lo que define al movimiento sectario?
En primer lugar no es su fe. Puede arraigarse en un pensamiento heterodoxo, pero no siempre es así.
En segundo lugar, no es el número de sus adherentes. Muchos grupos o movimientos positivos y de alto impacto social y cultural son minúsculos, mientras que muchos movimientos sectarios pueden nuclear millones de seguidores.
Tampoco el centro está en los posibles propósitos financieros o no de sus líderes.
Un grupo de comportamiento sectario está definido por dos elementos claros: un liderazgo abusivo y un actitud de sumisión afectiva y psicológica de parte de sus seguidores. Ambos al mismo tiempo y en el mismo grupo social.
Un liderazgo que consciente o inconscientemente manipula voluntad e inteligencia de los seguidores conduciéndolos a un estado de total sumisión; que de modo obsesivo y bajo el pretexto del mayor bien de sus seguidores tiende a imponer conductas minuciosas que llegan a aspectos tan insólitos como la higiene personal o los hábitos de sueño. Paralelamente genera un cuerpo extenso de "doctrina" que sus seguidores aceptan sin cuestionamiento, aún cuando carezca de fundamento alguno.
La contraparte de este liderazgo son sus seguidores. Se dice que para bailar un tango hacen falta dos, y en este caso los seguidores son el complemento de la ecuación. Los seguidores abandonan su voluntad e inteligencia en las manos del líder. No cuestionan, no piden explicaciones, reproducen las afirmaciones y razonamientos del líder más allá de toda lógica; su conducta está condicionada por las directivas del líder: su trabajo, su familia, sus amistades, su estudio, todo gira en torno a las prioridades y directivas definidas por el líder del grupo.
No importa la edad, condición social, financiera o educacional de las personas. La aceptación del liderazgo escapa a toda consideración y se plasma en un abandono implícito de la propia voluntad e inteligencia a manos del liderazgo del grupo.
Por eso, un grupo de comportamiento sectario es un atentado contra la inteligencia y una prisión para la voluntad.

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martes, diciembre 04, 2012

Presentación de ingenio y miserias 2

Transcribo a continuación las palabras que pronuncié
con ocasión de la presentación de 
Ingenio y Miserias 2: la inacabable impunidad.
Colegio Público de Abogados -  29 de noviembre de 2012

Eduardo y yo hemos estado leyendo en el último tiempo unos escritos de juventud de Eco, y una de las cosas que dice Eco en el segundo de los ensayos que está en ese librito, es que como sostienen muchos, un libro deja de ser del autor en el momento en el que el autor lo escribe; que el autor algo quiere decir, pero que cada lector encuentra lo que quiere encontrar en ese libro. Eso hace que un mismo libro pueda tener muchas líneas de lectura diferentes.
Ya tuvimos dos líneas de lectura y yo tengo una tercera.
No sé en realidad cuál es la que tenía Eduardo en su cabeza. Lo que escribí en el prólogo no quiere decir que Eduardo lo haya pensado así, lo que quiero decir es que es algo que Eduardo tiene, y como lo tiene lo vuelca en la novela y algunos lo podemos encontrar y otros no.
Y lo que digo en el prólogo es que la novela tiene una línea de lectura que también está en línea con lo que dije el año pasado (en la presentación de la primera parte). El año pasado cuando leí la primera parte, yo, una de las cosas que le dije fue: este es un libro escrito en clave de desconfianza. Todo fracasa porque no hay confianza entre los personajes. Nadie confía en nadie.
Y en realidad es imposible mantener una relación de cualquier nivel social (familiar, grupal, el Estado) si no hay vínculos de confianza.
Cuando discutimos sobre la célebre sensación de inseguridad y nos ponemos a pelear sobre los datos objetivos, por ejemplo, es ridículo; ¿porqué nos sentimos inseguros? porque no confiamos en la policía. No nos sentimos inseguros porque nos robaron a nosotros. ¿Por qué la gente que vive en un edificio se siente segura? Porque confía en la custodia privada que puso en el edificio, hasta que deja de confiar; y en ese momento, aunque no haya pasado nada, no la quiere más porque se siente insegura. ¿Por qué? Porque perdieron esa relación de confianza.
Lo mismo pasa en una familia. Una familia se construye sobre relaciones de confianza, una pareja se construye sobre relaciones de confianza. El amor no es otra cosa más que confiar en que el otro me ama de la misma manera que yo amo; y que por lo tanto yo me entrego sin límites, y confío en que el otro se entrega sin límites. 
El día que ese vínculo de confianza se rompe la unidad de la pareja se destruye, la unidad de la familia deja de funcionar y tenemos los procesos de disolución social que estamos viviendo todos los días.
Eso es lo que muestra la primera parte, y en la segunda parte, yo creo que sin que se lo proponga (porque no creo que lo haya pensado de esa manera) pero lo muestra, cómo se reconstruye la vida de estas dos parejas.
Se reconstruyen recuperando la confianza.
Cada uno, desde el inicio de la novela empieza a buscar vínculos de confianza que son los que le permite terminar en un final que es realmente constructivo. La primera parte destruye todo. ¿Por qué destruye todo? Destruye todo porque no hay vínculos de confianza. Nadie confía en nadie.
Hoy releí el último capítulo de la primera parte antes de venir. Y cuando uno lee ese último capítulo puede verlo como una burla de la confianza. El capítulo comienza con toda la gente, los presidentes de mesa, el optimismo, los punteros que hicieron su trabajo; y subyace por debajo que alguien se ríe de toda esa gente y comente un fraude, y lo hace tan mal que además es insostenible.
Pero es un acto soberano de ruptura de la confianza. Por eso no puede haber unidad social.
El segundo arranca exactamente al revés. Arranca con cada uno, hasta Nora cuando está.... bueno no les voy a contar como está Nora, pero ella comienza a recuperarse cuando comienza a confiar en una compañera de desgracia y a partir de ahí teje la salida de su situación para después reencontrarse y reconstruir su vida.
Así que creo que hay muchas línea de lectura. Esta de la confianza la y el tejido social en particular me gustó especialmente; y creo que Ingenio y Miserias, en eso, muestra que se puede leer de muchas maneras y esta es una manera posible de leerla.

Ingenio y Miserias 1, el fraude electoral perfecto. Eduardo Cirmi Obón, Edubooks, 2012
Ingenio y Miserias 2, la imparable impunidad. Eduardo Cirmi Obón, Edubooks, 2012

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sábado, diciembre 01, 2012

Prólogo de Ingenio y Miserias 2

El siguiente es el prólogo que escribí para la novela Ingenio y Miserias 2: La imparable impunidad de mi amigo Eduardo Cirmi Obón.

Cuando hace ya más de un año leí la primera parte de “Ingenio y Miserias”, mi reflexión hacia el autor fue que, a mi juicio, había reflejado una de las raíces profundas de la crisis de nuestra sociedad: la perdida de la confianza en el otro.
Es que, a mi parecer, el sentimiento de confianza es uno de los elementos fundantes de toda relación interpersonal y de la sociedad en su conjunto. Sin confianza recíproca una pareja no puede hallarse a sí misma y desarrollar una relación amorosa. Sin confianza entre sus miembros, una familia se convierte en una asociación de conveniencia y una cárcel para el afecto. Sin confianza de los ciudadanos en las instituciones la República nuestra sociedad se convierte en un caparazón hueco que carece de objetivo colectivo e incapaz de inspirar valores superiores.
Creo que la confianza y el amor, están indisolublemente asociados. El amor nos lleva a entregarnos por el amado, descansando (confiando) en que el amado vela por nosotros. Es por eso que la ruptura unilateral de ese vinculo de confianza recíproca que se funda en el amor, puede conducir a sentimientos y reacciones tan oscuras como quizás nunca antes imaginamos.
Y los personajes de la primera entrega de “Ingenio y Miserias” estaban imposibilitados de confiar. Las dos parejas centrales (Luis y Norita, Jorge y Carla) y los amigos, se han dejado ganar por la rutina y la decepción y son incapaces de confiar entre sí. No tienen espacio interior para la reciprocidad.
Por eso todo es gris y frustrante, y se desbarranca sin solución  hacia el fracaso.
En una sociedad en crisis, en la que los individuos no pueden confiar en las instituciones, solo les queda refugiarse en la familia, la pareja o los amigos. Pero cuando esos vínculos han sido corroídos por la desconfianza, entonces solo les queda la posibilidad de apoyarse en sí mismos. De allí que el final de la primera entrega de esta novela sea inevitablemente trágico  y sobrecogedor.
El mensaje final de la primera parte es que si algo no cambia, no hay solución.
En la primera tabla del díptico de “Ingenio y Miserias” el autor nos llevó de la mano a través de una trama tecno-policial en un descenso a los infiernos casi desesperanzador. Pero por suerte ahora nos rescata con esta segunda tabla que es como la segunda pieza que completa el díptico.
Y nos rescata como era inevitable y necesario: desde la confianza y el amor.
Carla y Jorge crecen en los vínculos de confianza recíprocos, lo que les permite edificar una relación personal que los rescata y fortalece proyectándolos al futuro a pesar de tener que afrontar un entorno político de corrupción y disgregación. La clave de su resurgimiento desde la oscuridad es el acto inicial de confianza de Carla en Jorge, y la decisión de Jorge de corresponder con fidelidad a la mujer que ama.
La historia de Luis y Norita es más compleja, pero resurgen del desastre y caminan al reencuentro a partir del momento en que Luis deposita su confianza en una humilde desconocida y su hijo; y que Norita se respalda en lo poco que puede ofrecerle una compañera de cautiverio.
Todos descendieron a los infiernos en su experiencia personal en distinta forma, todos resurgen y pueden encontrar una luz de esperanza en una sociedad disgregada y amenazante de la mano del amor contruido sobre la base de la confianza recíproca.
¿Cómo es posible sobrevivir en una sociedad individualista y en disolución, en un Estado corrupto?
La respuesta del autor es simple y, a mi juicio, muy acertada. Sólo se sobrevive reconstruyendo los vínculos interpersonales de pareja y familia, cimentándolos en la confianza recíproca de modo que consoliden relaciones de amor que nos permitan proyectarnos personalmente.
“Ingenio y Miserias” es una única obra en dos entregas. Un díptico.
Quien lea sólo la primera parte, conocerá la mitad de la historia y quedará sumergido en un pozo oscuro y sin esperanzas. Quien lea sólo esta segunda tabla del díptico, recibirá un mensaje de amor y confianza que podría parecer sin la solides y sustancia que en realidad le ha dado el sufrimiento.
Ningún pozo es suficientemente profundo y oscuro si nos rescatan con amor de la mano de la confianza. Pero los sentimientos de amor y confianza se vuelven simples ilusiones si antes no son probados en el crisol de la fidelidad y la perseverancia.

Oscar Gerometta.
Agosto de 2012.

Ingenio y Miserias 2
La imparable impunidad.
Eduardo Cirmi Obón.
Ediciones EduBook

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lunes, noviembre 26, 2012

De sectas, registros y leyes

En las últimas semana los sucesos acaecidos en torno a un presunto "pastor" evangélico, su esposa, y una presunta seguidora en la localidad de Coronel Suárez reavivaron el tratamiento del tema "sectas" en los medios de comunicación y los círculos de debate.
Junto con las discusiones en torno a si se trata o no de una secta y del comportamiento de los diferentes actores, se introdujo el debate sobre diferentes proyectos de legislación sobre el tema. Siempre en torno a lo que se podrían llamar "sectas religiosas".
Después de 30 años de seguimiento y reflexión sobre el tema, años en los que yo mismo fui ajustando y modificando algunas posiciones, tengo algunas cosas que decir al respecto.
La primera es que reducir el problema del comportamiento sectario al mundo de lo religioso es (a mi juicio) una reducción indebida del tema que deja muchos grupos y situaciones fuera de la necesaria consideración. El comportamiento sectario y la manipulación coercitiva de las personas se encuentran presentes en grupos con diferentes objetivos y son en todos los casos conductas igualmente nocivas. Los propósitos de estos grupos son de los más variados: políticos, económicos, sociales, religiosos, etc. Si el objeto de preocupación son los efectos nocivos y el aprovechamiento delictivo de estas técnicas, y no la fe religiosa, entonces los proyectos en debate debieran tener ese nivel de amplitud. Sería la mejor garantía de que ninguno de estos proyectos limitará en forma alguna la libertad de expresión religiosa.
Pero lo que más me preocupa es que de la mano del intento de limitar el daño provocado por estos grupos se busca registrar o catalogar a cada grupo. Siempre me he opuesto a la creación de estos registros o catálogos por múltiples propósitos:

  • En principio porque registrar y catalogar grupos no es un mecanismo que garantice que no se cometerán actos delictivos y abusos.
    Desde la perspectiva social la preocupación es limitar la posibilidad de conductas abusivas que restrinjan la libertad, bienes, psicología e integridad de las personas. Estas son conductas individuales que pueden encontrarse aún en el seno de grupos o asociaciones socialmente reconocidos y que no podrían ser catalogados como grupos de características sectarias.
    Lo que en estos casos se desea limitar son los efectos nocivos del comportamiento sectario, y el comportamiento sectario y la manipulación se dan aún en grupos que no llegan a estar estructurados como lo que se suelen llamar sectas e incluso en el seno de agrupaciones socialmente deseables.
  • En segundo lugar, un registro supone una autoridad que defina quiénes deben ingresar en esa lista y quiénes no. ¿Quien detentaría semejante autoridad? ¿Cuál sería el criterio para definir claramente cuáles son los límites de ese registro?
    Al día de hoy no hay consenso entre los especialistas (psicólogos, sociólogos, teólogos, etc.) para lograr una definición clara de lo que suele llamarse "secta". Menos aún al momento de aplicar alguna de las definiciones existentes a algunos grupos en concreto. Si no hay consenso entre los que estudian el tema, ¿puede arriesgarse la elaboración de una definición jurídica que no se convierta en un pendón infamante para grupos o actividades legítimos?
    Por otra parte, ¿puede dejarse en manos de un funcionario la decisión de aplicar esta denominación a un grupo y no a otro?
    Siempre he sostenido que hay acciones que escapan a la competencia del Estado, y creo que esta es una de ellas.
Esto no significa que no esté convencido que es necesario atender a estos fenómenos, salvaguardar la libertad de los ciudadanos y castigar los comportamientos delictivos. Pero creo que esto es posible hacerlo sin la necesidad de un registro; es más, creo que la elaboración de cualquier registro o lista sin solucionar los puntos que voy a mencionar a continuación es absolutamente ineficaz.
Hay múltiples puntos grises que es necesario clarificar para poder limitar situaciones como la de Coronel Suárez y muchas otras que ocurren a diario y no alcanzan la primera plana de los diarios. Algunos de esos puntos son:

  • Es necesario reglamentar el trabajo voluntario.
    En la actualidad el trabajo voluntario está dejado a la libre interpretación de quienes lo requieren. La persona trabaja, brinda su tiempo, capacidad, esfuerzo e integridad física a la organización y la organización no tiene ninguna obligación hacia la persona.
    Personalmente creo que es lo que permite que algunos grupos conviertan el voluntariado en una forma encubierta de trabajo esclavo. Si la organización que recibe la donación del salario no formaliza de alguna manera su relación con el voluntario, éste está absolutamente indefenso ante la posibilidad del abuso: se da lugar al llamado "trabajo en negro" encubierto, se abre la posibilidad del aprovechamiento del trabajo voluntario con objetivos ajenos a los de la organización, y no protege los derechos básicos del voluntario tales como recibir la capacitación y herramientas necesarias para desarrollar su tarea, o la asistencia en caso de accidente o enfermedad.
    Si el trabajo voluntario fuera debidamente reglamentado, muchas de estas organizaciones que crecen de la mano del trabajo voluntario de muchos de sus miembros quedarían expuestas a una acción civil o penal. No es posible que un grupo religioso abuse (con o sin consentimiento) de sus feligreses para vender elementos por la calle o realizar tareas de mantenimiento en la casa del líder sin asumir responsabilidad alguna respecto del voluntario.
  • Creo que también es necesario perfeccionar los conceptos de donación y exención impositiva.
    En este momento el líder de cualquier grupo religioso o de acción social puede recibir donaciones sin ningún control y sin que generen ningún tipo de obligación o carga respecto del Estado.
    Un feligrés vende sus bienes y entrega el producto de esa venta a su líder sin que esto deje ningún registro ni genere ninguna obligación o gravamen en quién lo recibe. Los esquemas de exenciones impositivas hacen esto totalmente viable e inevitablemente abusivo.
    Si por el contrario se eliminaran o limitaran severamente los regímenes de exención impositiva y se reglamentara la posibilidad de recibir donaciones, el atractivo que ofrecen los grupos religiosos o sociales para ser utilizados como máscaras para el despliegue de sistemas de recaudación al margen del régimen impositivo estatal se vería grandemente reducido.
    Pero hoy la inclusión en un régimen de exención posibilita el desarrollo de actividades económicas y de acumulación de riqueza con total impunidad y sin ningún control.
  • En la actualidad, cuando nos encontramos ante una conducta o actividad delictiva ejercida por alguno de estos grupos la principal defensa es la de la creencia religiosa.
    No fue el líder del grupo el que abusó de la libertad de las personas y las sometió a su antojo, sino las personas las que libremente cedieron su libertad porque reconocen su supremacía espiritual. Y esto se presenta como un ejercicio de la libertad de culto y por lo tanto una excusa o atenuante.
    Creo que se debe legislar por el contrario. Quién asume o acepta el liderazgo en un grupo asume y acepta el ejercicio de una responsabilidad en función del bien de ese grupo y de la sociedad en la que ese grupo está inserto. Por lo tanto tiene un grado de responsabilidad mayor respecto de la acción de quienes aceptan vivir bajo su conducción.
    El argumento de que nadie los obligó porque ellos eligieron libremente es falaz. Una relación líder / seguidor, pastor / feligrés, etc., no es una relación de iguales. Es una relación en la que una de sus partes (el seguidor o feligrés) suspende el juicio crítico y acepta la autoridad del líder o pastor. Por lo tanto ve los deseos del líder como una obligación a cumplir, las propuestas del pastor como una orden que debe ejecutarse.
    Quien asume el liderazgo debe constituirse también en custodio de la libertad de sus seguidores. Si en lugar de cuidar la madurez y libertad de las decisiones de sus feligreses se convierte en un conductor omnipotente de los mismos abusa de una posición claramente dominante y por lo tanto es doblemente responsable. La posición de liderazgo es un agravante de la responsabilidad, no excusa sino que eleva el nivel de responsabilidad.
    Y esto es particularmente grave cuando se trata de grupos con objetivos religiosos, ya que la fe religiosa por definición suspende el juicio racional para aceptar el dictado superior que se presenta como obligación de fe. De este modo el creyente queda particularmente expuesto e indefenso ante la posibilidad de abuso de esa posición, y por lo tanto la comisión de cualquier tipo de abuso es especialmente grave.
  • Por este problema y muchos otros que afectan nuestra sociedad, es imperativo revisar nuestro sistema educativo para educar para la libertad y el discernimiento crítico.
    El crecimiento de la credulidad (en cualquiera de los niveles sociales) y la incapacidad para discernir críticamente las afirmaciones que se reciben son la manifestación de un sistema educativo que a perdido el rumbo y no brinda estructuras de pensamiento racional, sino que por el contrario deja a los ciudadanos librados a la influencia de la propaganda sin posibilidad de filtrado alguno.
    De nada sirve hacer un catálogo de mentiras. Es fundamental que las personas puedan discernir la verdad. Quien escribe el catálogo de mentiras tiene en su mano la llave del pensamiento de los demás, quien enseña a discernir le da a cada uno la llave de su propia libertad.
Sin duda que la catalogación, el etiquetado y el censado son una de las tentaciones de la humanidad. Siempre hemos tendido a realizar listas abarcativas que nos dan la sensación de que al registrar controlamos.
Pero es una tentación vana. La realidad (y la realidad social más aún) evade permanentemente listas y catálogos pues es infinitamente más rica que la posibilidad racional de etiquetar.
La responsabilidad es educar para que cada uno tenga la libertad de elaborar su propio catálogo o adhiera libremente al elaborado por otro.
Pero el catálogo no es la solución. La respuesta que debemos dar como sociedad es cómo limitamos y castigamos a quiénes abusan de la confianza que otros depositan en ellos.

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